Feb 15
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Redefiniendo el amor después de los 50
Hola amigos.
Siendo febrero el llamado “mes de los enamorados”, parece natural escribir un artículo sobre el amor, ya que tenemos la oportunidad de reflexionar sobre el tema este mes, inspirados por el próximo día de los enamorados (14 de Febrero).
«¿Qué es el amor?», Es quizás una de las preguntas sobre la que más se ha reflexionado en nuestra existencia. ¿Es un sentimiento? Una emoción? ¿Es lo que somos? ¿Es algo que todos sentimos?
El amor puede hacernos sentir y hacer muchas cosas diferentes en nuestras vidas y hoy vamos a explorar la idea de que puede haber dos tipos de amor: el amor sano o vital y el amor malsano o nocivo.
Amor Sano vs Amor Malsano
Comencemos nuestra exploración, entendiendo las diferencias entre el amor vital o sano y el amor nocivo o malsano.
El amor malsano, puede ser visto como el proceso de renunciar a aspectos de ti mismo, simplemente para complacer a alguien que podría estar contigo. También puede verse cuando dependes de la otra persona o la necesitas para tu propia felicidad o alegría. El amor nocivo puede ser adictivo y mantenerte encerrado en períodos de estancamiento de tu vida, en los cuales utilizas esta forma de amor para evitar moverte más allá de tus propios problemas. Simplemente, el amor nocivo tiene mucho que ver con las ideas que podemos tener en nuestra mente sobre el amor.
Muchos de nosotros hemos sido condicionados a comprometernos en el nombre del amor. Nos enseñaron a someter nuestra sabiduría interior, que nos advierte cuando comprometemos nuestras necesidades en las relaciones. No es raro para nosotros poner de lado nuestros anhelos interiores y comportamos de la manera que se espera de nosotros por parte de la sociedad. Una relación que se basa en una dinámica como esa, no es saludable.
El amor sano es algo que es recíproco entre dos personas, donde nadie se da por vencido a fin de poderlo experimentar. Se basa en un sentimiento interno, independiente a lo que está sucediendo en el exterior. Se trata de permitir a tu pareja pasar a través de sus propias experiencias sin juzgarla. Apoyando y entendiendo, sin importar que puedan haber disparado un botón dentro de ti. Ambos están abiertos, pueden comunicarse y crecer. No se necesitan entre sí, sino que simplemente trabajan como un equipo para avanzar por la vida.
El amor sano no implica compromiso. Mantenemos nuestra independencia y nuestra verdad, cuando nos encontramos en una relación que se basa en el amor sano.
Consecuencias del amor malsano.
Podemos suprimir nuestra verdad por miedo a perder una relación. La dinámica de una relación basada en el miedo no se siente clara. Se siente contaminada por la falta de sentido o por sentimientos de ira o tristeza. Esta dinámica está basada en el miedo, no el amor. Nos adaptamos por temor con el fin de sobrevivir.
Con el tiempo, la presión de no hablar de nuestra verdad aumenta y se manifiesta en la superficie mediante síntomas que pueden ser físicos o relacionales. Algunos síntomas físicos o médicos que comúnmente se presentan como resultado de esta presión, son la hipertensión, la depresión y la ansiedad. También se pueden presentar síntomas emocionales como la ira o el resentimiento. Una relación que está contaminada por el miedo y presenta los síntomas antes mencionados por lo general no dura.
Muchos de nosotros que hemos pasado por una ruptura o un divorcio, podemos ver en retrospectiva, cómo es posible que nos hayamos comprometido en esa relación.
Nos enseñaron a no hablar nuestra verdad por temor a molestar a la otra persona o para no crear ruido en la relación. También estábamos condicionados con el compromiso de «mantener la paz».
Redefiniendo el amor después de los 50.
Con la llegada de la mediana edad, estos patrones que nos condicionan ya no funcionan. La verdad de la relación emerge en la superficie. Nuestro ser se vuelve inquieto y anhela autenticidad al entrar en la mediana edad. Cuando experimentamos el final de una relación en la mitad de la vida, podemos utilizarlo como una oportunidad para redefinir el amor desde una posición sana y vital.
El amor sano no requiere compromiso. Se basa en verdades y en la interdependencia recíproca, no en codependencia. A medida que nos transformamos en el fuego alquímico de la mediana edad, podemos recuperar nuestra soberanía y arrojar fuera nuestras identidades adaptadas. Nos convertimos en seres auténticos.
Una etapa fundamental, en el viaje que nos convierte en seres auténticos es aprender a amarnos a nosotros mismos. A medida que aprendemos a amarnos, nuestro amor por los demás se convierte en saludable (sano.) Sin amor propio, el amor que damos a los demás es a costa de nosotros mismos.
Creo que la mediana edad es un punto de inflexión, una segunda oportunidad para nosotros llegar a ser auténticos y a redefinirnos. Nuestras definiciones tradicionales de amor y poder son cuestionadas a medida que experimentemos la transformación de la mediana edad.
También es una muy buena oportunidad para actuar como mentor de las personas que amamos, a partir de una posición sana. Muchos de nosotros nos preocupamos por la imagen que reciben nuestros hijos a partir de nuestras definiciones negativas y adaptadas del amor.
El milagro de la transformación durante la segunda mitad de nuestra vida trae consigo la oportunidad para que nuestros hijos sean testigos y transmuten las conductas nocivas y malsanas que inconscientemente les enseñamos.
Amigos. Espero que les hayan gustado estas reflexiones sobre el amor y su transformación después de los 50.
Un abrazo
Italo
El amor es una energía que nos envuelve y nos condiciona para crecer en consciencia.
Todo en esta vida nos dirige hacia el crecimiento y dependerá de como lo asumamos y lo vivamos para que sea positivo o no.